jueves, 4 de diciembre de 2008

Roman "super enchufado"

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A dos toques. A uno. Afuera. Adentro. En ataque y en defensa. ¿Quién? Riquelme. Después del revuelo que se generó el domingo (y el lunes con la ratificación de la denuncia) por su cruce con el hincha de la preferencial, luego de la victoria, desgastante por cierto ante Racing, a este Román se lo vio más enchufado que nunca. Sobre todo teniendo en cuenta que, en las últimas semanas, se había decidido bajarle la carga de trabajo al 10 (de hecho estuvo varios días solo entre el gimnasio y el consultorio médico) para evitar la posibilidad de agudizar la molestia en el gemelo izquierdo. O, también, la chance de que en algún ejercicio físico sufriera una lesión peor. Pero, como si fuera julio o agosto, como si el torneo recién comenzara, el enganche se mostró motivadísimo. Y no fue el único... ¡Si hasta Figueroa y Battaglia casi se lastiman en un picadito!

Ojo, a no asustarse, fue solamente eso, un susto. Pero faltando tan poquito para el final, cualquier granito es un volcán. Entonces, cuando Seba trabó fuerte con Ibarra y quedó tomándose los dedos del pie derecho, o cuando Lucho hizo una doble pared con Mouche y se golpeó el tobillo derecho ante la marca de Forlin, quedaron dos cosas a la vista. La primera, claro, que el plantel está esperando con muchas ganas el partido ante Gimnasia y el posible final feliz de este Apertura. Y la segunda, que deberán cuidarse si quieren llegar bien justamente al domingo. Ayer, al menos, dejaron todo y quedó en evidencia. Marcaron, corrieron y se cansaron como si fuera el fin de semana. Habrá que verlos hoy, cuando les abran la jaula para la práctica formal de fútbol.

Para el técnico, más allá del final accidentado, fue una práctica productiva. Pudo contar con todos sus muchachos (menos aquéllos que jugaron en Reserva) y trabajar durante más de una hora en la cancha principal de Casa Amarilla. En espacios reducidos, de cada equipo se desprendieron tres hombres: dos se pararon en los laterales y uno en la línea de fondo, con la obligación de devolver la pelota a un toque. El resto debía jugar a dos. Así, se lució Román, con tres golazos de media distancia, latigazos fuertes y arriba, imposibles de sacar para Caranta. Y hasta se ligó la aprobación del DT. Hubo alguna gastada para Dátolo, que se perdió un gol increíble debajo del arco. También aplausos para Castromán, tras un pelotazo al ángulo izquierdo de Javi García. Todos con ganas, motivados, prendidos, así como Boca los necesita.

Fuente: de ole

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