martes, 2 de diciembre de 2008

Autoayuda

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Más allá de los polémicos arbitrajes, Boca hizo méritos suficientes como para quedar a un paso del título. De Riquelme a los pibes...

Nadie sale campeón por uno o dos árbitros. Tiene que haber, en ese equipo, algún mérito para marchar en la punta en la etapa decisiva del campeonato. Algún mérito más allá de los errores arbitrales que forman parte del fútbol. Es la ayuda que Boca se brinda a sí mismo para estar donde está, con dos puntos de ventaja cuando quedan seis en disputa.

La fuerza de voluntad necesaria para no tirar la toalla a mitad del torneo y salir a remontar 11 puntos de diferencia con San Lorenzo es uno de los grandes méritos de este Boca. Se lo propuso, se lo fijó como único objetivo después de tres derrotas en cuatro partidos. Es, en realidad, más de la mística que acarrea el grupo que se formó en 1998 con Bianchi y que se transmite de generación en generación a partir de los estandartes que se mantienen luego de diez años.

Individualmente, aun con el desgaste que trae encima, Riquelme es en esta fase del torneo la principal arma con que cuenta Boca, capaz de decidir el destino de un partido en una jugada. Lo hizo con goles de tiro libre ante San Lorenzo y Arsenal. Bancando el resultado en el Monumental. Con pase para Figueroa en Tucumán, reponiéndose tras fallar un penal. Y con dos goles ante Racing. La sensación es que, cuando quiere, hace ganar al equipo, como en la Libertadores 07.

Pero Boca no es sólo Román. Los niveles de Battaglia y Vargas, en sus funciones de aportar equilibrio, son muy altos y eso les permitió convertirse en los grandes responsables de que el equipo, del superclásico para acá, haya logrado la solidez para que en seis de los siete partidos le hicieran apenas tres goles. Porque la defensa levantó, sí, pero en buena medida por su laburo.

Las apariciones juveniles también le permitieron llegar a la punta. Lo que en condiciones normales hubiera sido una catástrofe (lesiones de Paletta, Palacio y Palermo, principalmente) por el plantel corto, se volvió un fresco y milagroso recambio (27 jugadores utilizados). Con goles de Gaitán un día, de Mouche otro y lógicamente, de Viatri. Más Roncaglia y Forlin para tapar cualquier vacante en defensa.

Es la autoayuda de Boca para estar en la punta.

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