Cellay, uno de los mejores en el estreno del ciclo de Borghi, aún no puede creer lo que pasó: "Es inigualable haberme puesto la camiseta de Boca y también la cinta".

-¿Qué te dijo Borghi?
-Antes del partido estuvimos hablando de que era difícil elegir un capitán, que esta vez él tomaba la decisión... Me sorprendió. Si bien siempre es una gran responsabilidad vestir esta camiseta, por ahí es un poquito mayor cuando además tenés que ser el que guía a los chicos. Yo le agradezco la confianza. Es inigualable haberme puesto la camiseta de Boca y, encima, también la cinta.
-¿Te lo esperabas?
-No, no, para nada. Pero lo estoy disfrutando todo al máximo. Yo sentía que este partido era importante porque los chicos estaban golpeados por la gira que habían tenido en Estados Unidos, porque los resultados no se habían dado...
-¿Pensaban en eso?
-Claro, sabíamos la repercusión que iba a tener el partido si no nos iba bien. Somos conscientes de que el resultado no importaba tanto en sí mismo, si no el funcionamiento. Aunque queda claro que ganar siempre es positivo y es un buen empujón.
Habla claro, pausado, oculta el entusiasmo y elogia los colores que lleva puestos. Está a la vista, entonces, que si Borghi lo eligió fue porque le vio pasta de líder, adentro y afuera. Y si bien 90 minutos son escasos para tener tantas certezas y sacar demasiadas conclusiones, sí quedó en evidencia la personalidad del pelilargo. Con gesto adusto y pasos firmes, entró al campo de juego banderín en mano encabezando la fila y también fue el último en abandonar el vestuario. Ya en la cancha, tuvo un par de cierres providenciales, relevó a sus compañeros, y se lo vio gesticular, gritar, acomodar a todos. La consecuencia fue que el equipo mantuvo el arco en cero y la línea de fondo fue la más elogiada por el DT y por la prensa. "Anduvimos bien, nos sentimos cómodos. Por ahí en el primer tiempo se vio lo mejor, en el segundo se nos complicó, más que nada por el tema físico, nunca habíamos hecho 90 minutos y se notó. Pero el funcionamiento fue correcto. Igual lo tendremos que revisar más en frío, mejor, ver algún video que nos sirva para corregir y seguir mejorando", apunta, y se deschava como un obsesivo del juego, una virtud para un central que, si bien no es muy alto (1,75) salta y cabecea bien. Aunque ante el Palmeiras, se lució cerrando abajo y controlando la pelota para salir jugando.
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